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He pensado en darle otra vuelta a ChatGPT y abordarlo desde la perspectiva de la taxonomía revisada de Bloom. En general, el resultado es satisfactorio, salvo para el verbo monitorizar.

  De unos meses a esta parte, se habla mucho de ChatGPT , un buscador basado en la inteligencia artificial capaz de componer textos que desarrollan la respuesta a una serie de cuestiones planteadas.  Antes de empezar, una conclusión apresurada: será muy útil para los y las docentes y facilita muchas posibilidades para el alumnado siempre que, como todas las herramientas, se utilice en el contexto educativo adecuado. La inteligencia artificial hace tareas que, sin ella, haríamos por nosotros mismos, cierto, como, en este caso, escribir textos, calcular,  hacer deberes ...; es más o menos certera en lo que conoce y tiene condicionantes mecánicos, objetivos, repetitivos y algorítmicos, mientras que es poco eficaz en lo ideológico, emocional, creativo, innovador, sorprendente o subjetivo, en todo aquello que requiere nuestro criterio. Nada nuevo en realidad, lo mismo que una excavadora excava más rápido que el pico y la pala o un coche nos lleva más rápido de un punto a otro que nuestro ap