Flipped Classroom, reflexiones iniciales

Comienzo este curso de Flipped Classroom en Aprende-INTEF con la intención de poner un poco de orden en mis conocimientos dispersos esta forma de enseñar.



Desde hace años, soy asesor TAC en un centro de formación del profesorado, con algunas vueltas al aula para aplicarme mi propia medicina. Desde los primeros tiempos, tuve el convencimiento de que las, entonces TIC, y el aprendizaje tenían que ir, inexorablemente, de la mano y en los primeros tiempos, cuando los ordenadores procesaban textos, gestionaban datos y cálculos y poco más (que ya era mucho) estaba convencido de la utilidad de todo aquello para mejorar los aprendizajes del alumnado. Y en eso sigo, extrañándome de que el camino haya sido tan largo y que, pese a haber servido para mucho, todavía haya profesorado reacio al uso de las tecnologías para el aprendizaje y el conocimiento.

Esas son las dos razones que me han traído hasta este curso donde, a primera vista, parece que he encontrado lo que esperaba: un entorno donde ni las propias TAC ni la forma de usarlas al servicio de Flipped Classroom son lo importante, donde lo realmente significativo es conseguir que el alumnado que, finalmente será el destinatario del trabajo, sea capaz de crear sus propios aprendizajes y alcanzar una madurez competencial adecuada.

Me he encontrado con Raúl Santiago, a quien escuché en mi primer contacto con Flipped Classroom y a quien he venido siguiendo desde entonces; una vez conocido el fundamento y orígenes, el programa que se presenta por delante anuncia buenas experiencias de aprendizaje docente, así que mis expectativas se van cumpliendo.

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