Confieso que he aprendido (III) Los últimos años de primaria

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306-290

16-11-2019

No hay nada más fácil y, a veces, más satisfactorio, que romper la disciplina; como ésta de escribir a diario mis vivencias educativas desde que era un cachorrillo de aprendiz hasta la fecha de mi jubilación tiempo en el que confío en seguir aprendiendo, es autoimpuesta, mejor rebelarme contra mí mismo que no rebelarme contra nada, que cada día esto de las rebeliones me cuesta más. El 30 de octubre me despedía hasta el 11 de noviembre, por motivos profesionales, que me fui a Madrid a predicar sobre redes sociales en centros educativos, y es que en esta última fase de mi vida educativa  ando peregrinando por centros y ferias de formador de maestros y maestras o aprendiendo de ellos y ellas, que viene a ser lo mismo.

Reitero lo que ya dije al principio: esto no son unas memorias, sino un procedimiento para desengancharme, día a día o cada cuando pueda, de esas aulas que han sido mi vida desde siempre y recordar los aprendizajes que, dentro o fuera de ellas, he adquirio por acción, omisión, inmersión o invasión.

El caso es que, como a petición del ex-Decano de la facultad de educación, me salté el orden cronológico de mi relato, lo retomo desde donde lo dejé y he aprovechado el desajuste temporal para organizar el rollo, que se hacía muy largo para mi blog, dividirlo en capítulos y seguir adelante con el que sería el tercero que llegará hasta el final de mi educación primaria.

Amenazo con que va a haber mucha enciclopedia de segundo grado, y es que dar un repaso a ese libro mendaz, compararlo con la verdad objetiva y sacar las conclusiones pertinentes es una vacuna contra la insensatez histórica que parece haberse apoderado de los espíritus patrios en forma de nacionalismos excluyentes de absurdos y amenazantes bandos varios.


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(17/11/2019)
La enciclopedia Álvarez de segundo grado, que se llevaba más o menos hasta los 10 años, tenía una portada que no dejaba cabos sueltos: sobre un fondo que empezaba a amanecer, como en España (menudo amanecer más largo que llegó hasta el 78), el mismo chaval rubicundo que presidía la de primer grado y que parecía importado de Noruega, acompañado, como no, de las tablas de la Ley de Dios, además de los pulmones, un triángulo, los ríos patrios, la guerra de la Independencia, un libro (que no sé qué pintaba allí pues en aquella escuela graduada no había más libro que la propia enciclopedia excepción hecha del catecisno) y un pincel con su paleta (que debía de ser lo que me impelía a poner barbas, bigotes o gafas e, incluso, cuernos, a todo personaje histórico o literario que se asomaba a sus páginas)... y la afirmación de ser intuitiva, sintética y práctica. Por aquel entonces no se me ocurría mirar el índice, pero ahora que lo veo, me percato de que si bien la mayoría de las materias eran comunes, el texto distinguía entre una formación plolítica social para los niños y una formación política para las niñas que, al fin y al cabo, la patria no requería lo mismo a unos y a otras.


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(18/11/2019)

El espacio que dedicaba la enciclopedia de segundo grado a la educación artística, salvo algunas rotulaciones que aparecían a lo largo del libro para que el alumno las imitara (nada de fomentar la creatividad, imitación y copia según el modelo, no fuera a ser que nos descarriáramos sin remedio y cayéramos en manos del contubernio) era de risa: las dos últimas páginas del texto, justo antes del índice, proponían unas muestras de dibujo, una de ellas, y de trabajos manuales, la otra, a la vista de semejante propuesta, uno puede echarse a reír, a llorar o a temblar. Así que no es muy de extrañar que aquellas generaciones enciclopédicas saliéramos de la escuela sin más arte que el adquirido por naturaleza.


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(19/11/2019)

Mientras que el dibujo y los trabajos manuales ocupaban dos páginas de un libro con poco menos de quinientas páginas, la religión, en sus distintas propuesta, copaba más de la quinta parte, de forma que entre la religión propiamente dicha (una especie de catecismo paralelo con los dogmas de la fe, las virtudes, los mandamientos, los sacramentos o las obras de misericordia), añadían otra sección de Historia Sagrada y, finalmente, un peculiar resumen de los Evangelios ordenado por tiempos litúrgicos: adviento, epifanía... En total un ciento de páginas que complementaban a la catequesis que se recibía en la parroquia y que son buena muestra de la importancia que el régimen daba a la formación católica de sus súbditos.

Ahora bien, para proporcionar algunas dosis de actividad al asunto, el texto estaba salpicado de entretenidas y estimulantes actividades como la siguiente:

"Copiar en una cuartilla el dibujo de la lección; darle colores y copiar debajo, con todo esmero, el texto de dicha lección". El dibujo en cuestión era éste, todo un estímulo no sólo de la creatividad sino, sobre todo, de la teología:


El estudio de la religión proponía lecturas tan edificantes como este precioso poema en el que se hace referencia a un tal Melancthon, embustero él, que supongo hace referencia a Philipp Schwartzerdt Melanchthon, seguidor y sustituto de Lutero en el liderazgo protestante cuyo ominoso delito que jusifica el calificativo de mentiroso es que intentó la concicliación no sólo entre las distintas tendencias protestantes sino entre éstos y la iglesia católica.


Pero claro, aquella religión nacional-católica no entendía nada de ecumenismos y sabía mucho de obediencia, por eso salpicaba el texto escolar de edificantes frases que había que copiar caligráficamente una, tres y hasta cinco veces dependiendo de la amplitud del texto, y eso sin estar castigado, que con castigo, las copias podían multiplicarse por cien.




Así era aquella escuela que formaba obedientes copistas, fieles a sus superiores, reproductores de la moral oficial y poco proclives a aventuras creativas. Todavía me hago cruces de como fuimos capaces (algunos) de escapar a semejante adoctrinamiento.

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(20/11/2019)
Todo estaba pautado y bien pautado en aquel líbro intuitivo, sintético y práctico, sobre todo práctico, salirse de la norma era de lo más complicado si el maestro tenía en cuenta las recomendaciones de la asignatura: llueva o truene, las lecciones indicadas antes de Navidad.


Pero no sólo estaba pautado el ritmo de la clase, también el ardor patriótico o el fervor religioso, véase un ejemplo de lectura en clase de lengua de un tal J. Mercado, un falangista del que nunca más se supo y otro de la primera conjugación verbal con el verbo amar al niño Jesús, que debía de ser un verbo compuesto.


La selección de lecturas literarias iban desde poemas patrióticos de insignes falangistas como el citado J. Mercado (que repetía con el lindo "Lorencito y su bastón" y que no reproduciré aquí por respeto a la poesía), fábulas moralizantes de Samaniego, Iriarte y Hartzenbusch y algún extracto de Lope, Calderón, Jorge Manrique, Quevedo o Cervantes, amén del costumbrismo de los hermanos Álvarez Quintero o de Gabriel y Galán, ese era todo nuestro contacto con la literatura donde, además de los citados, se proponían como ejemplos de renombrados literatos a Cayetano Fernández y Cabello y su famosísima obra "Fábulas ascéticas" cuya lectura recomiendo vivamente y, para quien tenga dudas, propongo este verso:


Codeándose con Cervantes, Lope o Calderón, aparecía también el reputado Andrés Calcagno que, como el anterior, era sacerdote, sobrado merecimiento. Todos ellos, eso sí, con el don por delante, y los demás, ausentes de ese compendio literario yermo de lecturas y de referencias.

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21/11/20219
Aquellas matemáticas eran un fiel reflejo de la sociedad de entonces que consagraba a la mujer a su casa, a su marido y a sus hijos que la la sección femenina se encargaba de difundir con publicaciones de esta guisa:


Por eso, no es de extrañar que en  los problemas de aritmética los agricultores recogieran 420 kg de garbanzos (aunque las mujeres trabajaban en las faenas del campo como la que más), que un padre dejara al morir 380.000 pesetas, que un obrero ganara al mes 790 pesetas y gastara..., que un comerciante vendiera no sé cuántos metros de tela, que un señor vendiera un conejo por 18,60 pesetas, que un funcionario sellara al día 200 documentos o que un conductor recorriera una distancia concreta.

Por su parte, lo habitual era que mi mamá fuera al mercado y comprara, que una señora comprara una máquina de coser que le costó... y poca cosa más, porque, al parecer, las mujeres no eran campesinas ni legatarias de herencias ni obreras ni comerciantes ni criadoras de conejos (cuando, en realidad eran ellas quienes los criaban en casa) ni funcionarias ni conductoras (de ésas ya había menos, es cierto, que eran los tiempos).

Y puestos a distinguir, los protagonistas de la posesión de caramelos, monedas o bicicletas siempre eran Manolito, Pepito o Juanito y raras veces Manolita, Pepita o Juanita porque, a lo peor, se daba por hecho que ellas, también las niñas, no se enfrentaban a aquellos complejos problemas matemáticas que requerían de la capacidad lógica de un hombre para resolverse o, simplemente, que eran invisibles en aquella enciclopedia de mis dolores.

283

23/11/2019
Según el manual de Álvarez, el jefe del pueblo es el alcalde y el jefe de la provincia es el gobernador civil, pero la provincia tenía más jefes y como tales eran considerados el presidente de la Diputación, el presidente de la Audiencia, el gobernador militar y, como no, el señor Obispo. Y claro: "nuestra nación se llama España y el Jefe (esta vez con mayúscula) supremo de ella es el Excmo. señor don Francisco Franco Bahamonde. Con tanto jefe por encima de nosotros, pobres mortales, no es de extrañar que fuéramos tan sumisos en aquella España de cordilleras que hoy nos suenan tan raras, espero, como tanta jefatura político-religiosa.


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24/11/2019
Tampoco las regiones españolas eran las de ahora, así León era León y Castilla la Vieja (con Santander y Logorño como provincias) no formaba tándem los primeros; Castilla la Nueva incluía a Madrid, Murcia a Albacete y las Vascongadas identificaban al actual País Vasco. Para aquel libro, los gallegos eran duros para el trabajo; los vascos hablaban un idioma muy antiguo y muy difícil de entender; los habitantes de Extremadura, León y las dos Castillas eran nobles y desinteresados, prefiriendo el honor a las riquezas y comodidades (había que tener morro para justificar de esas maneras la pobreza de aquellas tierras, pero claro, como estaban acostumbrados a la dureza del clima y a trabajar mucho para obtener poco, a lo largo de la historia hicieron muchas heroicidades que sólo "hombres de su temple podían llevar a cado" (las mujeres extremeñas, maragatas o castellanas no debían de tener ese temple extraordinario). Los aragoneses habíamos destacado en la historia por nuestro heroísmo patriótico; los catalanes, por su parte, hablan entre ellos el idioma catalán y son muy trabajadores, además de estar muy orgullosos de tener a Barcelona (que es casi tan grande como Madrid) como capital; los baleares también son muy currantes; los valencianos, aficionados a la música, la pintura y la escultura, y Andalucía es la región más graciosa y alegre. Ahora bien ni de los navarros, asturianos o canarios apuntaba la enciclopedia cualidad alguna, vaya usted a saber la razón. Seguramente sería el mismo criterio por el que de Europa sólo se hablaba de Portugal y del resto del mundo (amén de las posesiones españolas en África), únicamente de América.

281

2511/2019

El Boletín Oficial del 8 de marzo de 1938 rezaba (nunca mejor dicho): "Es preciso que en las lecturas comentadas en la enseñanza de las Ciencias, de la Historia, de la Geografía, se aproveche cualquier tema para deducir consecuencias morales y religiosas.[...] La sociedad entera espera que el Magisterio, de misión tan sublime, que anhela sobre toda ponderación servir a España juntando en estrecho culto a Dios y a la Patria, será un esforzado cooperador de las glorias nacionales.". Dicho y hecho: las lecciones de Historia de España tenían su apostilla moralizante y en ellas podemos leer algunas perlas: Así, cuando habla de los hombres primitivos, que los pobres no tenían las comodidades que tenemos ahora (que eran la pera porque teníamos "la luz eléctrica y el fuego a nuestro antojo"y "perfectos muebles"), añade que "demos gracias a Dios, pues por su santa voluntad vivimos en una época llena de comodidades", hombre, que los años 60 eran más cómodos que los que les tocó vivir al personal de Altamira es indudable, pero tampoco es que estuviéramos plagados de comodidades en esa década. Si hablaba de iberos, celtas y celtíberos, afirmaba que "desconocían al Dios verdadero, pero creían y adoraban a un ser superior a ellos. Los que en pleno siglo XX no admiten la existencia de Dios, son más salvajes que los hombres primitivos". ¡Chúpate esa! Igual es que por aquella época de los celtíberos Jesucristo no había nacido aún y, como mucho, esos antiguos pobladores hubiesen sido judíos en caso de tener alguna proximidad religiosa, en cuyo caso estarían encuadrados en el famoso contubernio judeo-masónico que supuestamente amenazaba al régimen. Por otra parte, aquella gente tan civilizada que ya creían en un ser supremo, que más bien eran varios (pero, claro, eso no lo iba a decir la encilopedia), tenían en común con el propio Caudillo que gustaban de los sacrificios humanos, generalmente enemigos, yo parecen comprobadas las ofrendas humanas célticas al dios de la guerra, los óbolos de personas y caballos de los bletoneses (como ya contaba Plutarco), de los lusitanos... De los otros sacrificios humanos, del los del caudillo, hay constancia reciente.

Altar en el yacimiento de Gete (Burgos)

279

27/11/2019
Y es que la moral (religiosa o patriótica) estaba a la orden del día, por eso, los niños teníamos que admirar la constancia de Roma, porque "en este mundo Dios premia al perseverante" (no sé si se refería a Júpiter). Tras presentar a Viriato como un proto-patriota, el autor se plantea la gran pregunta "¿De qué sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? Y con la lectura sobre la heroicidad de Numancia venía la obligación de copiar caligráficamente dos veces, para que quedara bien clarito:


Los romanos estaban más adelantados que los españoles ¿? y nos dieron tanta candela que "Los españoles sufrieron mucho durante la dominación romana, pero también aprendieron mucho" así que "acostumbrémonos a recibir con gusto los sufrimientos y penalidades de la vida, si ello ha de redundar en nuestra perfección". Así que, a joderse y a aguantarse, al fin y al cabo "No temáis a quienes pueden matar vuestro cuerpo, pero no pueden matar vuestra alma", cosa que había que copiar tres veces en caligrafía para que no quedara lugar a dudas. 

277

29/11/2019
Respecto a la llegada del islam a la Península ibérica no cabe ninguna conjetura histórica, como "La España visigoda se encontraba debilitada por los lujos, despilfarros e inmoralidades de sus habitantes, la invasión y dominación árabe fue como un castigo que Dios le impuso por sus pecados". Y es que "los elementos constitutivos de la nacionalidad española en la Edad Media son cuatro: la monarquía, la Iglesia, la nobleza y el pueblo", así que pobre pueblo que no sólo tiene por encima a gobernantes y amos de lo material, sino también a los dueños de lo espiritual. El asunto era un poco lioso, había una nación española, pero resulta que habla del reino de Asturias, soslaya prácticamente al reino de León y describe el recorrido del condado y posteriormente reino de Castilla; había otro reino en Navarra, otro en Aragón y los condados catalanes, todos ellos de "origen inicerto" y, pese a este rompecabezas territorial, ya había una nacionalidad española y así hasta los reyes Católicos, que también tienen tela. Mientras tanto, os dejo que hagáis este bonito ejercicio:

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01/12/2019
Una de las mayores aberraciones históricas de la Enciclopedia Álvarez es la que afirma que con la conquista de Navarra por los Reyes Católicos (mentira gorda pues Isabel de Castilla murió en 1504 y no fue hasta 1512 cuando Fernando de Aragón lanzó la ofensiva en Navarra), "España ya era UNA, en el mando; UNA, en la religión y UNA, en el territorio". Que se lo pregunten al rey Fernando, que no quería ni por asomo ver al reino de Aragón en manos castellanas y perdió salud y vida tomando mejunjes para conseguir la potencia viril necesaria para dejar embarazada a su jovencísima esposa Germana de Foix a la que desposó a los 17 años con el fin de que le diera un heredero al que legar el trono aragonés. Si en aquella época hubiese existido la viagra, es probable que esa España UNA a la que se refiere Álvarez hubiera sido DOS (o más).

274

02/12/2019
Los conquistadores daban mucho juego, eran unos tipos admirables y desprendidos que conquistaban tierras lejanas "con el fin principal de evangelizarlas y civilizarlas. Con el conquistador iba siempre el misionero; junto a la espada iba siempre la cruz". No veas la admiración que generaban esos aguerridos bienhechores de la humanidad; no sé que hubiera sido de aquellos pobres indios sin recibir nuestro influjo civilizador, tan desprendido de cualquier afán de riqueza como imbuido de la mística hispana. Sus gestas se acompañaban de exaltaciones partióticas y poemas de cuya altura intelectual deja buena muestra el que sigue, escrito por Vital Aza:

DUDA HISTÓRICA

–Dígame usted, don Vicente, 
usted que es tan competente...
–Pregunte usted, don Facundo. 
–¿Cómo es nuevo un continente 
que es ya tan viejo en el mundo?

–Era nuevo; no lo es ya. 
Como creado por Dios 
existía, claro está, 
antes del año mil cua-
trocientos noventa y dos.

Pueblo inculto lo habitaba; 
pero aquella pobre gente 
ni sé cómo respiraba, 
pues el Nuevo mundo estaba 
cubierto completamente.

–¿Cubierto?
–¡No hay discusión!
–¡Hombre, venga una razón!
–Lo dice la Historia y basta.
Estuvo cubierto, hasta
que lo descubrió Colón.

Impresiona, ¿no es cierto? No menos impresionantes eran las ilustraciones que acompañaban a los textos, prueba gráfica indubitable del fervor evangelizador y civilizante de los héroes patrios. 


Además de bonitas fotos de los conquistadores que me venían bien para adornarlos de gafas, bigotes y barbas a los que no las llevaban y para colorearlo con los lápices alpino para dar un poco más de alegría a aquella enciclopedia tan en blanco y negro como la escuela y la sociedad.


273

03/12/2019
El anacronismo enciclopédico es patente en el orden en el que desarrolla los contenidos: tras los Reyes Católicos habla de su nieto Carlos I para retornar en el tiempo al Cardenal Cisneros, que ni siquiera vivió su reinado; de ahí da un tumbo hasta la batalla de Lepanto que, naturalmente, se ganó por intercesión de la Virgen, antes de referirse a Felipe II que fue su artífice; de ahí se va al Duque de Alba (que fue militar a las órdenes del padre y del hijo y, dicho sea de paso fue "injustamente calumniado por los enemigos de la religión católica" seguramente sería por eso y no por sus batallas en los Países Bajos) y seguidamente pone a parir a los austrias menores (que, efectivamente, se merecían toda crítica) con una ilustración que no he olvidado nunca y que ha podido simbolizar a España en otras muchas ocasiones.


Un repaso por el Siglo de Oro, poca cosa: Lope, Cervántes y Velázquez, nos lleva hasta la batalla de Trafalgar, con un rey de origen francés, aclara, para que no quede lugar a dudas de que el origen juestifica la derrota; olvidando que Carlos IV era ya el quinto Borbón, aunque fuera de tercera generación, pues antes de él gobernaron su abuelo Felipe V (que sí que era de origen francés), sus tíos Luis I y Fernando VI y su padre, Carlos III, que el hombre había nacido en Nápoles, de donde vino su padre a reinar en España tras la muerte de sus dos tíos. Pero bueno, el caso es que la batalla de Trafalgar aparece en la enciclopedia antes de la guerra de sucesión, menudo follón. Seguramente el autor tenía mucha prisa por incluir la frase de Churruca que sirve de colofón: "Hijos míos: en nombre del Dios de los ejércitos, yo prometo la eterna bienaventuranza al que muera en cumplimiento de su deber", que sonará muy patriótico, pero visto desde el punto de vista religioso suena a pecado contra el segundo mandamiento.

271

05/12/2019
Estos días han coincidido encuentros con varias personas que me han comentado el hilo de estos recuerdos; quienes, como yo, llevaron en educación primaria las enciclopedias de Álvarez se hacen cruces acerca de cómo, después de semejantes y burdas manipulaciones, hemos podido salir como hemos salido, que ninguno nos vemos comulgando con los principios de aquel movimiento ni con sus moralinas ni sus artimañas ideológicas; quienes llegaron a la escuela poco después no acaban de creerse lo que cuento; alguno me dijo que "menos mal que teníamos familias", otros que fue gracias a la transición que, si tuvo alguna virtud, fue la de hacernos dudar de todo lo que venía del pasado; incluso algunos, que comenzaron a oponerse al franquismo bien jóvenes, recuerdan que esa militancia era una reacción contra la obediencia a ultranza y la pacatería moral. Sea como fuere, lo cierto es que los destinatarios del adoctrinamiento no éramos nosotros los disidentes, que ya daban por descontados a algunos rebeldes, sino los sumisos. De hecho, gente con la que no he hablado pero a la que he escuchado en bares y otros sitios habituales de tertulia ciudadana, recibieron esa doctrina, la aprendieron de memoria, se empaparon de ella y la sacan en cuanto pueden; ese nuevo nacional-fascismo emergente es la prueba. En fin, seguiré después del puente.


265

11/12/2019
Después de unos días de ausencia vuelvo por aquí y vuelvo a saltarme la cronología. Y es que han sido días de viajes (durante el puente) y de más viajes por trabajo (hoy mismo he estado por la mañana en La Almunia y por la tarde en Illueca, predicando en este peregrinaje me me he impuesto en el curso de mi despedida). Me salto la cronología porque antes de entrar en casa me he tomado un vino en el bar de abajo y  encontrado una entrevista a Celia Barrio Marcén en el Heraldo Escolar y no puedo dejar de referirme a ella porque ha tocado la fibra de mis sensibilidades educativas: la poesía, la lectura, los proyectos, la innovación... Y me ha hablado de gente a la que admiro: Chus Juste y su labor en la bibloteca de Zuera, el proyecto "Made in Blecua" (una marca de calidad innovadora por encima de las modas), de Ana Moliné, Kavafis... Celia (Ce Barrio) me ha recordado las razones por las he dedicado toda mi vida a la docencia y quiero, con este texto anacrónico dentro de mi relato, darle las gracias por eso y por recordar que la poesía, siendo de todos, no es de nadie.






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